Soy Sacerdote bajo la Ley de JesúsCristo, mi nombre es Ana Chevarría Clavijo, y formo parte del Nuevo Sacerdocio de Cristo, el cual es el Sacerdocio original que Cristo restauró. Este Sacerdocio es  entregado en igualdad a hombres y mujeres, quienes en libertad y consciencia hemos optado por establecer un compromiso para servir  a Dios. 

Tal vez, te llame la atención saber que soy mujer y sacerdote, ya que la mayoría de las personas al oír la palabra Sacerdocio o Sacerdote rápidamente piensan en curas, pastores, en celibato, en iglesias, en misas, en confesiones, pero no piensan en Espíritu, en verdad, en rectitud, en servicio y en cumplimiento de los mandatos de Dios.

Para Cristo, su Sacerdocio, es un poder para cumplir los objetivos espirituales que se enmarcan en  su Plan de Salvación, y es entregado a toda persona de fe que asume la autoridad de Cristo en su vida y esta dispuesto a ponerse a su servicio: Consagrarse.

La consagración implica un compromiso de vida en el que asumimos una disciplina espiritual. Las enseñanzas de Cristo son nuestra forma de sentir, pensar, ser y vivir.

Como el Sacerdocio de Cristo es espiritual, no tiene prohibiciones o dogmas que nos impidan trabajar, casarnos, tener familia, etc…Todo lo que Cristo Dios nos enseña tiene un sentido y una razón aplicable a nuestro diario vivir, que podemos entender y asumir desde la relación personal y directa con Él.

Sus consagrados, sus Sacerdotes, al asumir la verdad trascendente y espiritual en la que vivimos gracias a la salvación de Cristo, hemos optado por ser agentes activos a su servicio llevando su Ley de vida a todo aquella persona de fe que quiera optar por seguir la senda que Cristo ha dejado: “Yo Soy el camino, la verdad y la vida”(Juan 14:6)

¿Cuál es la salvación de Cristo y a que nos llama el tiempo en que estamos viviendo?

Cristo, en Jesús, después del pago por el ‘pecado original’ – Caída de los adanes y crimen de Abel- (pago saldado en los doce días y según textos canónicos: en siete días)- de tortura y escarnio, y finalmente su padecimiento en la cruz –  ahora, enfrentando a la muerte, inicia el portento de Salvación, en los tres días posteriores por el paso por la muerte. Cristo Dios revoluciona la Ley de vida, arranca el dominio sobre el paso por la muerte de manos luciferinas, quedando ésta bajo potestad del Reino, y cierra los infiernos, e instaura la Resurrección como Ley de Vida abriendo estados de gloria según nuestros frutos espirituales; restaura el Espíritu original en el Hombre, y Despierta a los Santos de la antigua Ley que dormían ‘el sueño de la espera’ entre otros portentos de Salvación… Luego de esos tres días de Cambios, abre la Ley de Resurrección y durante 40 días se presenta ante Los Suyos, incluso de ‘otras ovejas’ en lugares remotos de la Tierra que esperaban su Redención. Hasta su ascenso cuan Dios que Es, y el descenso del Magisterio del Espíritu Santo (pentecostés) que cierra ‘Los Hechos de Salvación’ e inaugura ‘el Meridiano de los Tiempos’, y con esto se genera un reservorio de fe y baja el Espíritu Santo como sello de la Salvación. El Espíritu Santo, es el Magisterio divino que todo nos los enseña.

Después de estos hechos nacemos bajo La Gracia, todos somos salvos, y tenemos la senda abierta al retorno al Padre.

Ahora bien, si nacemos bajo la gracia en el que todos tenemos un Espíritu (Parte de Dios en el hombre), es decir somos templo de Dios y estamos bajo una Ley de la resurrección ¿qué es lo que tenemos que hacer?

Este hecho, nos abre una mirada de la vida, más allá del aquí y del ahora, estamos inmersos en un plan de Salvación que debemos conocer y asumir preparándonos para la segunda venida de Cristo que será en Espíritu. Si bien nadie sabe cuando será la segunda venida, si sabemos que estamos en los tiempos previos que son de tribulación (Mateo 24).

Para entender estos tiempos, solo basta con ver las noticias y palpamos la maldad, la violencia diaria entre las personas, la indiferencia, los abusos a la infancia y a los adultos mayores, las guerras, el cambio climático, la destrucción paulatina del planeta, la amenaza de una guerra nuclear y mundial, la crisis económica y la rosca de políticas que velan por intereses personales.